La agorafobia es un trastorno de ansiedad en el que una persona teme determinadas situaciones de las que le resulta difícil escapar o en las que puede no haber ayuda disponible. Se suele asociar con el miedo a los espacios públicos, a las aglomeraciones o a situaciones concretas como hacer cola o viajar en transporte público.
Agorafobia en niños
Cuando los niños evitan ciertos lugares por temor a que algo malo suceda.
Experto clínico: Jamie M. Howard, PhD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Qué es la agorafobia?
- ¿Cómo luce la agorafobia en niños?
- ¿Qué tratamientos existen para la agorafobia en niños?
Lectura rápida
La agorafobia es un tipo de ansiedad que se desencadena ante situaciones específicas. Los miedos más comunes que se presentan en la agorafobia incluyen estar en multitudes, en espacios confinados como los ascensores, en espacios abiertos como los puentes o estacionamientos y en el transporte público. Las personas con agorafobia temen que algo malo ocurra en una de esas situaciones y no puedan escapar o conseguir ayuda. A menudo, tienen miedo de tener un ataque de pánico, y puede que eviten situaciones en las que hayan tenido uno anteriormente.
Los niños con agorafobia pueden no ser capaces de explicar por qué sienten miedo. El primer signo puede ser un comportamiento desconcertante, como insistir en que no pueden viajar por los puentes. Cuando se encuentran en una situación que los asusta, los niños con agorafobia pueden mostrar signos de pánico como ritmo cardíaco acelerado o sudoración. A menudo suplican volver a casa. También pueden empezar a evitar los lugares en los que han tenido un ataque de pánico anteriormente.
Como los niños con agorafobia pueden negarse a salir de casa, es fácil confundirla con otros tipos de ansiedad, como la ansiedad social o la ansiedad por separación. Por eso es importante obtener una evaluación de un profesional de la salud mental si cree que su hijo puede tener agorafobia. Algunos niños con agorafobia también tienen algún otro tipo de trastorno de ansiedad.
En el tratamiento de la agorafobia, un terapeuta expone de manera gradual al niño a la situación que teme. Con la ayuda del terapeuta, el niño puede acostumbrarse a la situación que teme de forma segura y controlada. Los terapeutas también pueden enseñar formas de relajarse a los niños que experimentan ataques de pánico, como ejercicios de respiración profunda o de visualización. La medicación también puede ser útil para los niños con agorafobia más grave.
El estereotipo que la mayoría de las personas tenemos de la agorafobia es alguien que tiene miedo de salir de casa. En su forma más severa, el trastorno se puede volver así de limitante. Pero para la mayoría de las personas comienza con ansiedad que es desencadenada por una situación específica.
Algunas personas desarrollan miedo a los espacios abiertos, mientras que otras temen a los espacios cerrados. Las situaciones que más comúnmente causan temor son:
- El transporte público (como autobuses, trenes y aviones).
- Los espacios abiertos (como puentes y estacionamientos).
- Los lugares cerrados (como tiendas, cines y ascensores).
- Estar en una fila o en una multitud.
- Salir de casa sin compañía.
Lo que causa temor en estas situaciones es la posibilidad de que ocurra algo perturbador. Jamie Howard, PhD, asesora clínica del Child Mind Institute, explica: “Las personas con agorafobia se preocupan de que algo malo suceda y que se encuentren afuera en el mundo cuando suceda, sintiéndose inseguras, incapaces de escapar, y que no haya nadie que las puede ayudar”.
La Dra. Howard trabajó con una adolescente con agorafobia que tenía miedo de estar en filas largas, viajar en el metro, pararse en Times Square y estar en la fila del medio en una sala de cine. “Tuvo un ataque de pánico cuando fueron a ver Wicked, que era algo que ella estaba emocionada de ir a ver”, dice la Dra. Howard. “Ella me dijo: ‘Es el temor de no poder escapar. Eso es lo que no creo que otras personas entiendan’”.
Sentir pánico
Lo que puede ser un poco confuso es que aquello a lo que las personas le suelen temer es a tener un ataque de pánico. Una persona que tiene un ataque de pánico experimenta una oleada repentina de sensaciones físicas perturbadoras, como ritmo cardíaco acelerado, sudoración, temblores, mareos, falta de aliento y náuseas. Junto a esas sensaciones está el temor intenso de estar sufriendo un ataque cardíaco, muriendo o “perdiendo la cordura”, y una desesperada necesidad de escapar.
Aunque la persona que tiene el ataque de pánico en realidad no está experimentando una crisis médica, siente que sí, lo que hace que los ataques de pánico sean tan atemorizantes. Las personas pueden comenzar a evitar lugares donde previamente tuvieron ataques de pánico para evitar experimentar otro. Esto puede conducir a la agorafobia.
Si bien los ataques de pánico se relacionan estrechamente con la agorafobia por este motivo, no todas las personas con agorafobia experimentan ataques de pánico. Otras personas pueden sentir temor hacia una variedad de cosas incapacitantes o vergonzosas, de las cuales sienten que no podrán escapar o para las que no podrán recibir ayuda, como caerse o vomitar. Los niños más pequeños tienden a temer estar solos fuera del hogar sin un cuidador, o desorientarse y perderse.
Diagnosticar agorafobia en niños
La agorafobia puede surgir de la nada, y puede que los niños sean o no conscientes de lo que está sucediendo. Saben que su ansiedad los hace sentir mal, pero si pueden evitar lo que desencadena su agorafobia, se sienten bien, al menos de manera temporal. El problema puede ser más evidente para sus padres. “Los niños generalmente no dicen: ‘Ayúdenme, no quiero salir’. Es más como algo molesto, porque causa un deterioro funcional dentro de la familia. Los padres pueden decir: ‘¿A qué te refieres con que tenemos que tomar una ruta alternativa porque no puedes cruzar un puente?’”, explica la Dra. Howard.
Cuando los niños tienen agorafobia, a veces se puede confundir con un problema de salud mental diferente, por lo que es importante obtener una evaluación para determinar qué hay detrás de la evitación de un niño. En los niños más pequeños, a menudo la agorafobia puede parecer rechazo escolar o ansiedad por separación, porque el niño puede estar suplicando quedarse en casa o irse a casa o estar con su madre. Pero mientras que un niño con ansiedad por separación estará bien si un cuidador acepta hacerle compañía en una cita para jugar o durante la práctica deportiva, un niño con agorafobia puede aún así seguir sintiendo ansiedad.
Del mismo modo, un niño con ansiedad social podría evitar cosas como fiestas o hablar con los vendedores, lo que podría parecer una agorafobia, pero en realidad su miedo se centra en quedar en ridículo socialmente. Sin embargo, señala la Dra. Howard, no es inusual que un niño tenga agorafobia y también otro trastorno de ansiedad. “La ansiedad social es una preocupación de sentir humillación mientras haces cosas cotidianas. En el caso de un niño que tiene ansiedad social y agorafobia esto sería algo como: ‘Quedaré en ridículo y entonces no podré escapar’”.
En el caso de los niños con historial de ataques de pánico, es común que sean diagnosticados con trastorno de pánico y agorafobia.
Tratamiento
El tratamiento para niños con agorafobia es una forma de terapia cognitivo-conductual llamada terapia de exposición. Se basa en la idea de que, si bien nuestro instinto es evitar las cosas que provocan ansiedad, evitar esas cosas en realidad las fortalece. Enfrentarse a estos desencadenantes en un entorno controlado hace que la ansiedad disminuya con el tiempo.
Al comienzo de la terapia de exposición, el profesional clínico explicará cómo enfrentar la ansiedad realmente ayuda a que se desvanezca poco a poco. Luego, el profesional clínico y el paciente trabajarán juntos para enfrentar los desencadenantes de ansiedad de forma gradual y de manera cuidadosamente controlada.
En el caso de la agorafobia, eso significa visitar lugares que el niño ha estado evitando. “Rompemos la asociación de que esos lugares son inseguros de alguna manera”, dice la Dra. Howard. “Cuanta más información tengan de que en realidad está bien, menos fuerte será esa asociación”. Así que, por ejemplo, la Dra. Howard caminó hacia Times Square con su paciente (quien tenía miedo de ese lugar), y también la ayudó a practicar pararse en filas largas y subirse al metro, que eran otros grandes desencadenantes de su ansiedad.
Inducir síntomas físicos
Si un niño tiene ataques de pánico junto con agorafobia, también necesitará un tratamiento específico para ayudarlo a sobrellevar los ataques de pánico. Esto se llama exposición interoceptiva, que es un tipo de terapia de exposición que induce los síntomas físicos asociados con los ataques de pánico, para calmar de manera gradual la ansiedad que causan.
Como con cualquier terapia de exposición, el profesional clínico comienza por explicar la teoría detrás del tratamiento. En el caso de la exposición interoceptiva, esto incluye explicar cómo funcionan los ataques de pánico y cómo, si bien se pueden sentir muy peligrosos, en realidad no lo son. Luego, el profesional clínico y el paciente comienzan a inducir de manera intencional síntomas individuales de un ataque de pánico.
“Pogo a la persona frente a un calentador portátil —dice la Dra. Howard— y hago que suba y baje las escaleras corriendo, porque muchas veces lo que los hace entrar en pánico es el corazón latiendo muy rápido y la sudoración y la sensación de calor y sonrojarse. Para otras personas son las náuseas, así que hago que giren en una silla”.
Luego, una vez que la persona comienza a sentir pánico, el profesional clínico la ayudará a practicar técnicas de respiración profunda, diseñadas para calmar sus síntomas físicos y ayudarla a sentirse más en control de sus síntomas.
Medicamentos
Para las personas con agorafobia más severa, puede que sean necesarios los medicamentos para ayudarlas a lidiar con su ansiedad. Los antidepresivos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) pueden ser muy útiles para reducir la preocupación y permitir que las personas participen en la terapia.
Si bien la práctica de enfrentar la ansiedad es esencial para el tratamiento, los médicos tienen cuidado de no presionar a las personas más allá de lo que pueden manejar. Según la Dra. Howard, “si el niño tiene miedo de salir de su casa, tendremos que ir a su casa. Y al principio podría ser que vayamos a la entrada y miremos por la ventana. Pero con el tratamiento y la práctica adecuados, su mundo se ampliará”.
Preguntas frecuentes
La agorafobia se desarrolla con frecuencia a partir de una combinación de factores, como experiencias previas de ansiedad o ataques de pánico. En muchos casos, puede estar relacionada con el miedo a sufrir un ataque de pánico en una situación en la que escapar puede ser difícil o en la que la ayuda no es fácilmente accesible. En el caso de los niños, las causas pueden no estar tan claras, pero con frecuencia está relacionada con la ansiedad que sienten en situaciones concretas.
El miedo a salir de casa suele asociarse a un trastorno conocido como agorafobia. Aunque las personas con agorafobia no temen necesariamente estar fuera de casa, con frecuencia evitan lugares o situaciones en los que creen que no pueden controlar su entorno o escapar fácilmente si empiezan a sentirse ansiosas.
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