Un desafío común al que se enfrentan los jóvenes con autismo cuando llegan a la universidad es su dificultad con la organización. También puede que tengan problemas para administrar su tiempo, vivir de manera independiente, hacerse cargo de sus necesidades cotidianas, así como para hacer sus tareas y seguir sus horarios: todo esto junto les puede resultar abrumador.
Ir a la universidad cuando se tiene autismo
Al crecer, los niños en el espectro se enfrentan al problema de la falta de apoyos.
Experto clínico: Ron J. Steingard, MD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Por qué a veces la universidad es difícil para los estudiantes con autismo?
- ¿Qué pueden hacer los padres para prepararlos para el éxito?
- ¿Qué estrategias y herramientas son útiles para mantener la organización en la universidad?
Lectura rápida
A muchos adolescentes con autismo les va bien en la high school y luego van a la universidad. Cuando llegan allí, a veces se encuentran con desafíos inesperados. Pero con las herramientas y la preparación adecuadas, los estudiantes universitarios con autismo pueden seguir saliendo adelante con éxito.
Los problemas con la organización son comunes en niños con autismo. Dado que la universidad implica muchas responsabilidades nuevas, los estudiantes autistas pueden tener dificultades para manejar su tiempo y mantenerse en el buen camino. Vivir de forma independiente, ocuparse de las necesidades diarias, manejar las tareas y los horarios: lidiar con todas estas cosas a la vez puede ser abrumador.
Otro problema es que puede que esta sea la primera vez que los estudiantes universitarios con autismo tengan que estar sin servicios, como los apoyos educativos y la terapia ocupacional. Además, puede ser difícil encontrar profesionales que trabajen con adultos con autismo.
La planificación de la transición es esencial en el caso de niños con autismo. Las escuelas empiezan a planificar la transición con los niños y las familias a partir de los 14 años, pero puede resultar útil ponerse a pensar en la universidad incluso antes. Desde que están en la adolescencia pueden aprender a abogar por su cuenta. Así, cuando lleguen a la universidad, sabrán cómo pedir los servicios que necesitan.
Las familias también pueden analizar con antelación si su hijo tiene la preparación suficiente como para vivir fuera de casa. A veces, lo más conveniente es que empiecen en un colegio comunitario o en otra opción más cercana a su casa. Y una vez que adquieren práctica para afrontar las exigencias de la universidad, podrían pasar a vivir de forma independiente.
Si tu hijo con autismo irá a la universidad, ten en cuenta que algo que puede marcar una gran diferencia es contar con las herramientas organizativas adecuadas. Eso podría incluir horarios visuales, planificadores y relojes despertadores. Al planificar con antelación las estrategias y adaptaciones que necesitarán, los estudiantes con autismo pueden tener experiencias universitarias felices y exitosas.
Zoe Gross (en inglés), estudiante en la universidad de Vassar, conoce muy bien sus fortalezas y debilidades. Por eso, a pesar de que obtiene buenas calificaciones, la joven de 21 años es consciente de que hace las cosas de manera más lenta que la mayoría de las personas, lo que incluye vestirse por la mañana, pasar de una actividad a otra y escribir ensayos. Esto hace que la universidad sea un desafío aún mayor. “Si se toma en cuenta que cuando vivo sola es difícil para mí mantenerme aseada, alimentada y vestida con ropa limpia, significa que no puedo hacer el trabajo escolar tan pronto como los profesores lo asignan”, dice.
Gross es una joven en el espectro autista, y sus dificultades con las habilidades para la vida y la función ejecutiva (los procesos mentales que involucran cosas como la planificación, la administración del tiempo y la realización de tareas simultáneas) la hacen sentir deprimida y ansiosa. “Me enfermo mucho porque mi sistema inmunológico está disparado”, dice. “Tuve estreptococos y mononucleosis en solo un semestre”. Por supuesto, esto se añade a su ansiedad y dificultad para completar las tareas. “Cada semestre me siento absolutamente miserable cuando llegan los exámenes finales”. Después de haber enfrentado un verdadero “terreno rocoso”, como ella lo llama, Gross decidió tomarse un descanso este semestre.
Gross representa a un grupo de jóvenes en el extremo menos afectado del espectro autista que van a la universidad después de la high school. Dado que estos jóvenes brillantes, aunque socialmente incómodos, tuvieron un buen desempeño académico en la escuela, es una suposición natural pensar que también les irá bien en la universidad y en el futuro. Muchos padres no anticipan las dificultades que enfrentarán sus hijos, sin la estructura familiar y los apoyos que se les proporcionaron en la escuela.
Problemas de organización
La sabiduría convencional sostiene que los mayores problemas para quienes se encuentran en el extremo menos severo del espectro son las dificultades sociales y de comunicación. Podrían pasar por alto las señales sociales y malinterpretar lo que se espera de ellos. Pero la alteración del funcionamiento ejecutivo, usualmente asociada al trastorno por déficit de atención con hiperactividad o TDAH, también es común en las personas del espectro, dice el doctor Ron J. Steingard, psicofarmacólogo pediátrico principal del Child Mind Institute, quien añade: “Creo que el problema es mayor para quienes tienen autismo”.
Lo que hace que la universidad sea especialmente difícil es que suele ser la primera incursión en la vida independiente. Si bien Gross ve a muchos estudiantes deleitándose con su libertad, dice que la responsabilidad de mantenerse organizada y bien encaminada que conlleva esa libertad es en su caso su más grande obstáculo. “He hablado con personas que quieren enmarcar los problemas que enfrento como si fueran sociales, porque creen que el autismo es solo una discapacidad social, pero cualquier problema social que pueda tener en la universidad palidece comparado con esto”.
Las dificultades de Gross son todas muy comunes, dice Stephen Shore (en inglés), un prominente activista, que es profesor asistente de educación especial en la Adelphi University y autor de varios libros sobre autismo. “Manejar los aspectos independientes de la vida como estudiante de la universidad, como vivir en un dormitorio o departamento, combinado con tener que programar las tareas escolares, mantener una nutrición adecuada, etcétera, puede abrumar las capacidades de funcionamiento ejecutivo de la persona”, dice Shore.
Los desafíos de la independencia
Tener Asperger no significa “no tener desafíos”, confirma Lynne Soraya, quien escribe el “Diario del Asperger” para Psychology Today. “Fui atropellada por segunda vez por un automóvil cuando estaba en la universidad, a los 19 años. Las habilidades para la vida, como aprender a manejar efectivamente las cuestiones sensoriales para poder cruzar una calle con seguridad, son todavía aplicables para aquellos de nosotros considerados como de `alto funcionamiento´”.
El día del accidente Soraya había discutido y estaba muy abrumada por sus emociones, lo que junto con el ruido y la multitud la llevaron a experimentar lo que se podría llamar una visión de túnel, y no vio venir el auto hasta que fue demasiado tarde.
Además de los retos de la independencia, hay que considerar que los apoyos y servicios educativos que algunos de estos jóvenes estuvieron recibiendo desde que tenían dos años, desaparecen cuando crecen. Pero ellos no superan su autismo, y es muy probable que tengan otros problemas relacionados, como ansiedad y TDAH, lo que puede hacer las cosas mucho más difíciles.
Discapacidades invisibles
En los próximos cinco años, se estima que unos 200 mil adolescentes diagnosticados con el trastorno del espectro autista dejarán de recibir los servicios que contempla la Ley para la educación de individuos con discapacidades (IDEA). De ellos, un número significativo serán adolescentes y jóvenes adultos invisibles como Gross. Es posible que hayan asistido a escuelas convencionales, gracias a servicios y adaptaciones como grupos de habilidades sociales, terapia ocupacional y tiempo adicional en los exámenes.
Si bien IDEA permite a los estudiantes permanecer bajo el paraguas de los servicios para niños hasta los 21 o 22 años, dependiendo del estado, muchos adolescentes que están en el espectro menos grave del autismo seguramente dejarán la high school antes que eso, junto con sus compañeros de clase, a pesar de que es posible que carezcan de las habilidades para la vida independiente, así como de las habilidades sociales y emocionales que se requieren para la vida adulta temprana, lo que incluye la universidad. Además, “la escuela pública tiende a ser un lugar difícil para las personas del espectro autista”, dice Shore. “Hay muchas situaciones en las que es mejor que entren a la escuela de adultos, donde ya no hay quien los acose y las clases son más interesantes”.
Planificar la transición
El proceso de crecimiento comienza oficialmente con la planificación de la transición, la cual tiene lugar a partir de los 14 años o a más tardar a los 16, dependiendo del estado, durante la reunión anual del programa de educación individualizado (IEP) que exige el gobierno federal. A partir de ese momento, el enfoque cambia a cualquier tipo de educación, capacitación o experiencia posterior a la high school, “desde la higiene hasta operaciones bancarias y capacitación para el trabajo, así como educación vial, sexual, o sobre las aplicaciones para la universidad, entre otros”, escribe Lisa Jo Rudi en Autism After 16, un recurso excelente acerca de la transición junto con el Autism Speaks Transition Tool Kit (en inglés). Pero Shore cree que esta planeación debería comenzar antes, mucho antes.
“La transición comienza apenas te enteras que tu hijo tiene autismo, incluso a los dos años y medio”, dice. “Eso no significa que estés determinando toda la vida adulta de tu hijo, sino que estás tratando de descubrir sus fortalezas, de tal manera que puedan ser moldeadas para llevar una vida satisfactoria y productiva”.
Shore está consciente de que este es un concepto difícil de aceptar para los padres. “Puede ser abrumador encontrar el tiempo o la energía para querer mirar tan adelante en el futuro, sobre todo cuando uno está en medio del torbellino. Algunos supondrán que sus hijos entrarán a la universidad y les irá bien, pero las evidencias muestran que tienen muchas cosas en su contra, y que necesitan prepararse para ello, cuanto antes mejor”. Él sugiere que los padres encuentren grupos de apoyo que los ayuden a lidiar con todos los desafíos que representa el autismo de sus hijos, tanto ahora como en el futuro.
Aprender a abogar por ti
Tradicionalmente, los estudiantes comienzan a asistir a las reuniones del IEP cuando la planificación de la transición se ha puesto en marcha, pero pueden hacerlo antes. Cuando son adolescentes, dice Shore, los estudiantes necesitan aprender a negociar para obtener adaptaciones razonables que los ayuden a tener éxito. Por ejemplo, “un niño podría compartir en la reunión que el ruido de los lápices durante los exámenes lo distrae y que no puede concentrarse”, lo que lo puede llevar a solicitar un espacio separado donde realizar el examen.
“Algunos investigan para encontrar sus propias adaptaciones”, añade. “Podrían decir: ‘No necesito tiempo adicional, lo que necesito es ayuda para organizar mi tiempo’. Esto les brinda la posibilidad de practicar cómo abogar por ellos, lo cual es fundamental en la universidad y en cualquier otro lugar durante la edad adulta”, cuando ya no cuentan con el IEP ni con la abogacía de sus padres.
Quienes tienen interés en ir a la universidad encontrarán un gran recurso en Navigating College: A Handbook on Self Advocacy Written for Autistic Adults from Autistic Adults (en inglés) compilado por The Autism Self Advocacy Network, ASAN (en inglés). Escrito por personas adultas con autismo, el manual ofrece consejos prácticos acerca de todo, desde cómo abogar por ti hasta cómo enfrentar los problemas sensoriales. Shore aconseja a los estudiantes que hagan una cita en la oficina para discapacitados y mencionen que están en el espectro. Aunque las universidades no requieren ver un IEP, sugiere que los estudiantes presenten sus documentos para que la escuela tenga una mejor idea de sus necesidades.
Herramientas para organizarte
Una vez que llegó a Vassar, Zoe Gross ideó algunas herramientas prácticas que la ayudaran a mantenerse enfocada, incluyendo temporizadores visuales, planificadores y múltiples despertadores. “Hay tantos pequeños pasos entre despertarse y salir por la puerta (levantarse, ducharse, vestirse, empacar…)”, dice Gross, que decidió dibujar un diagrama de flujo incluido en el libro How to leave the room, que empieza con la pregunta: “¿Necesitas una ducha?”.
“Esos trucos solo sirven hasta cierto punto”, dice ahora.
“Los estudiantes autistas necesitan una forma de pasar más tiempo en la escuela, sin que sea imposible económicamente para nuestras familias, como ya lo es la universidad para muchos”, dice. “Necesitamos una forma de trabajar a un ritmo diferente y que no haya problema con eso. Lo ideal sería que muchos de nosotros se beneficiaran de tener asistentes de cuidado personal en la universidad, como podría tenerlos un estudiante con alguna discapacidad física. Sin embargo, va a ser difícil conseguir apoyos como estos, porque cuestan dinero a las instituciones”.
Abrumarte
La defensora de educación especial Carol Greenburg, quien también es editora de Thinking Person’s Guide to Autism (en inglés) y directora regional de la Costa Este de Autism Women’s Network (en inglés), sabe de primera mano lo que Gross está experimentando, aunque las dificultades de Greenburg en la universidad se debieron principalmente a sus retrasos sociales y emocionales. “Los niños que son muy verbales y cuyo autismo no es evidente, como es mi caso, corren el riesgo de caer en la trampa de asumir un poco más de lo que pueden manejar, e incluso solo un poco más puede conducir a problemas reales”, dice. “Nos desregulamos más fácilmente que las personas con un cerebro no autista”.
Que los estudiantes autistas se abrumen es “un gran problema”, dice Greenburg. “O bien les va muy bien académicamente pero se sienten miserables debido a los déficits en el área emocional, o bien se precipitan y se agotan porque las exigencias son muy altas al vivir lejos de casa en un ambiente universitario competitivo donde se espera mucho de ellos.
El problema para los padres es que cuando sus hijos llegan a la edad universitaria no quieren que tú les digas nada, y eso puede llevar a que no noten el nivel de desregulación que tienen. Terminan regresando a casa después de haber abandonado la universidad”.
Mantener las cosas manejables
De vuelta a casa en Oakland, California, Gross está obteniendo algunos créditos en la universidad comunitaria, lo que le permitirá tomar menos cursos cuando regrese a Vassar sin poner en peligro su ayuda financiera. Ella siente que es la única manera de mantener las cosas bajo control. Dice que como la universidad comunitaria es más flexible, puede ser un buen punto de partida para los estudiantes autistas y también es un buen plan B.
Greenburg está de acuerdo: “Es una gran manera de probar la parte académica de la universidad mientras se está en casa. Yo también podría haber estado mejor en un entorno un poco más cercano a casa y que no se enfocara tanto en lo académico. Después, podría haberme mudado gradualmente a un lugar donde tuviera que vivir de manera independiente”.
¿Tiene Gross algún consejo para los estudiantes autistas que se dirigen a los campus universitarios? “La universidad está diseñada para el uso de personas neurotípicas —dice—no para ti”. La culpa que sientes cuando tienes que pedir prórrogas o ajustes curriculares, cuando entregas los documentos tarde, o cuando tienes que tomarte un tiempo libre, puede ser abrumadora. Trata de recordar que esto no sucede porque seas una mala persona, sino porque las universidades no son lo suficientemente accesibles para estudiantes como nosotros. Esperemos que algún día podamos cambiar eso, pero por ahora, aguanta, haz lo mejor que puedas y trata de seguir queriéndote, sin importar lo que pase”.
Este es el segundo artículo de una serie sobre jóvenes con autismo que crecen y se hacen adultos. La primera parte trata sobre cómo encontrar (y a veces inventar) buenas opciones de vida con apoyo. La parte III explora la relación entre el trabajo y el espectro.
Preguntas frecuentes
Planificar la transición es crucial para ayudar a los jóvenes con autismo a adaptarse a la universidad. Podrían aprender a abogar por sí mismos desde la adolescencia. Las familias también podrían evaluar si su hijo está listo para vivir de forma independiente. A veces, lo mejor es comenzar con un community college que esté más cerca de su casa.
Usar las herramientas organizacionales correctas puede hacerles la vida universitaria un poco más fácil a los jóvenes con autismo. Esto podría incluir horarios visuales, planificadores o relojes despertadores.
Referencias bibliográficas
El Child Mind Institute se compromete a brindar información vigente, fiable y práctica sobre la salud mental y el bienestar de los niños. Publicamos artículos y guías basados en una amplia investigación, así como entrevistas con expertos especializados en esa área, incluidos psiquiatras de niños y adolescentes, psicólogos clínicos, neuropsicólogos clínicos, pediatras, psicólogos escolares y especialistas en el aprendizaje. Lee nuestra misión editorial si deseas conocer más sobre nuestro trabajo.
-
Autistic Self Advocacy Network. Navigating College: A Handbook on Self Advocacy. Autistic Press, 2013.
https://autisticadvocacy.org/book/navigating-college/ -
Autism Speaks. "Transition Tool Kit."
https://www.autismspeaks.org/tool-kit/transition-tool-kit -
GRASP.
https://grasp.org/ -
Child Mind Institute. “Dr. Ron J. Steingard”, Accessed November 12, 2024.
https://childmind.org/es/bio/ron-j-steingard-md/
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