Problemas con la coordinación
Los niños que tienen pocas habilidades motoras podrían tener el trastorno del desarrollo de coordinación, también llamado dispraxia.
Experto clínico: Matthew M. Cruger, PhD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Qué es el trastorno del desarrollo de la coordinación (TDC) o dispraxia?
- ¿Cuáles son las señales comunes de dispraxia?
- ¿Qué tipo de ayuda existe para los niños con dispraxia?
Lectura rápida
Los niños que tienen problemas de coordinación muy marcados para su edad podrían tener un trastorno llamado trastorno del desarrollo de la coordinación (TDC) o dispraxia.
Estos niños se suelen caer o romper y chocar contra las cosas. Pueden tener problemas con pequeños movimientos como el de comer con una cuchara o sostener un lápiz de colores. Pero no existe ningún problema con sus músculos. Más bien, sus problemas de coordinación se deben a que su cerebro tienen dificultad para indicarle a su cuerpo lo que debe hacer.
Algunos niños tienen problemas con lo que se llama la motricidad fina. A estos niños les cuesta utilizar las manos para realizar tareas como usar las tijeras o escribir a mano. Otros niños tienen problemas con la motricidad gruesa, que tiene que ver con el movimiento del cuerpo en el espacio. Los niños con problemas de motricidad gruesa tienen problemas para hacer cosas como atrapar una pelota o montar en bicicleta. Algunos niños con TDC tienen problemas con ambos tipos de habilidades motoras.
Las señales de dispraxia se manifiestan por los general en niños pequeños, que tal vez se hayan tardado más en sentarse, gatear y caminar. Pero el TDC a menudo es diagnosticado cuando los niños crecen y tienen dificultades para hacer cosas propias de su edad, como vestirse por su cuenta, utilizar utensilios para comer y jugar. Los niños con TCD por lo general evitan cosas como la escritura, el dibujo y las actividades físicas.
Con mucha práctica, los niños con problemas de coordinación pueden adquirir las habilidades que les cuestan. Un terapeuta ocupacional puede ayudar. También hay adaptaciones disponibles para los niños con problemas de coordinación, como programas que les permiten hablar o escribir en un teclado en lugar de escribir a mano. Y no es necesario que dominen todas las habilidades: podrían usar zapatos de velcro en vez de con cordones, por ejemplo.
A nadie le sorprende que haya diferencias entre los niños en cuanto a su capacidad de coordinación o en la rapidez con que desarrollan sus habilidades motoras. Pero cuando los niños muestran una descoordinación notable en comparación con sus pares, y no alcanzan los hitos del desarrollo motor, podrían tener dispraxia, también llamada trastorno del desarrollo de la coordinación (TDC).
Los niños con trastorno del desarrollo de la coordinación se les caen cosas de las manos, las rompen o chocan contra ellas (el trastorno se llamaba originalmente síndrome del niño torpe). Puede que tengan problemas para comer con una cuchara o para sostener un crayón. Cuando los niños en edad preescolar cantan “La pequeñita araña” o “Incy Wincy Araña”, no pueden hacer los gestos con las manos de la araña trepándose por la tubería.
Pero no hay ningún problema con sus músculos. “En realidad es una desconexión entre el cerebro y el cuerpo”, observa la terapeuta ocupacional Lindsey Biel, MA, OTR/L, quien ha trabajado con muchos niños con TDC. “Todo funciona, simplemente no pueden conectarlo todo. No pueden hacer que el cuerpo haga lo que el cerebro quiere”.
Dos tipos de trastorno del desarrollo de la coordinación
Existen dos tipos de habilidades motoras, y algunos niños con TDC tienen más dificultad con uno que con el otro.
“Algunos de los niños que vemos no pueden poner sus manos a trabajar de la manera en que quieren, aun cuando están haciendo su mejor esfuerzo, incluso cuando tienen ejemplos de lo que están tratando de hacer”, explica Matthew Cruger, PhD, neuropsicólogo sénior en el Child Mind Institute. Son niños que batallan con lo que llamamos problemas de motricidad fina. Para cuando llegan a la edad escolar, tienen problemas para escribir a mano, dibujar y usar cosas como tijeras.
“Y luego hay otro grupo de niños a quienes les cuesta coordinar su cuerpo en el espacio físico”, agrega el Dr. Cruger. Se trata de niños que tienen problemas de motricidad gruesa, como atrapar un objeto o montar en bicicleta.
Existe un rango de gravedad dentro del trastorno del desarrollo de la coordinación. “En la forma más leve, vemos niños que en general tienen una buena coordinación y pueden sobrevivir en el mundo, pero tienen problemas para usar herramientas e instrumentos como lápices.
A los niños que están en el extremo de mayor severidad, añade el Dr. Cruger, “los referiremos con un neurólogo, quien probablemente encontrará un problema neurológico que causa los problemas motores”.
¿Cuándo la descoordinación se convierte en un trastorno? Cuando interfiere con la capacidad de los niños de hacer cosas apropiadas para su edad, como vestirse, arreglarse, jugar y hacer sus deberes escolares.
El TDC y la planificación motora
El trastorno del desarrollo de la coordinación también puede afectar la planificación motora, que es lo que los especialistas llaman el proceso de averiguar cómo llevar a cabo el movimiento necesario para lograr algo. Implica dividir la acción en pasos, y generalmente ocurre de manera tan instantánea que el movimiento parece automático. En los niños que tienen un desarrollo típico, la retroalimentación que obtienen de la prueba y el error les lleva rápidamente a aprender la forma más efectiva de hacer algo y a repetir ese proceso las veces que necesiten.
La deficiencia en la planificación motora interfiere con la capacidad de los niños de aprender habilidades motoras, pues es menos probable que reciban una retroalimentación que les permita aprenderlas y mejorar su capacidad de realizar tareas que son continuas o cotidianas. No solo disminuye la velocidad con que aprenden habilidades nuevas, sino que también la velocidad con que realizan tareas comunes como amarrarse los cordones de los zapatos.
¿Cómo se manifiesta el TDC en niños pequeños?
Por lo general, el TDC se puede observar en bebés y niños pequeños que se retrasan en el cumplimiento de hitos del desarrollo como sentarse, gatear y caminar. Puede que sigan comiendo con los dedos cuando otros niños ya dominan el uso de utensilios.
Con frecuencia tienen problemas con lo que Biel llama “coordinación bimanual”, o coordinación entre ambos lados del cuerpo, como sostener el papel con una mano mientras usan un crayón para colorear con la otra, o agarrar un recipiente con una mano mientras con la otra sacas las palomitas o cereales que contiene.
Es común que tengan problemas para hacer los gestos con las manos que van con las canciones infantiles. Una prueba que Biel usa cuando evalúa a niños pequeños es hacer que sigan la canción “cabeza, hombros, rodillas y pies” y vayan colocando sus manos en la parte correcta del cuerpo. “Realmente necesitas ayudarles a seguir esa secuencia ”, agrega.
El TDC en niños en edad escolar
Aunque es posible que el TDC se haya hecho evidente antes, a menudo se diagnostica cuando los niños llegan a la escuela y tienen dificultades con cosas como sostener un lápiz o abotonarse y subir cierres. Por lo general, tienen problemas para mantener el equilibrio, saltar y dominar las actividades físicas. Se tambalean mucho, tropiezan y se caen. Comienzan a recibir burlas por su torpeza en la clase de gimnasia y durante el recreo.
Además, como les cuesta la escritura y el dibujo, comienzan a evitar este tipo de actividades. Y podrían evitar también las actividades físicas.
“Con frecuencia, cuando un niño tiene problemas de coordinación, dice: “Voy a ver televisión o jugar videojuegos”, señala Biel. “Por lo tanto, no va a salir en bicicleta, ni desarrollará los músculos, no se subirá a las barras en el parque ni desarrollarará la fuerza de la parte superior del cuerpo. Entonces, a menudo, aunque no siempre, terminará con un déficit”.
Otro riesgo a largo plazo es el aislamiento social, cuando los niños (y luego de adolescentes y adultos) no se sienten a gusto participando en actividades que parecen oportunidades para el fracaso.
Tratamiento para el trastorno del desarrollo de la coordinación
El objetivo del tratamiento para el TDC es mejorar la coordinación motora del niño. Los terapeutas ocupacionales que trabajan con niños primero identifican las tareas que les cuestan y luego las dividen en partes, si es necesario. Después, hacen lo que cualquiera que trata de dominar una habilidad motora, desde músicos hasta deportistas: practicar, practicar, practicar.
“Un niño con desarrollo típico podría aprender algo observándolo una vez y luego imitándolo. Es posible que otro niño necesite practicar un par de veces para dominarlo”, dice Biel. “Los niños con este trastorno necesitan practicar docenas de veces. A veces con la ayuda mano a mano de alguien para conseguirlo. A veces con muchas indicaciones visuales”.
A través de la práctica, desarrollan estabilidad y destreza en los músculos, así como al dividir las tareas complejas en pequeños pasos manejables, agrega Biel. Al montar en bicicleta, por ejemplo, te tienes que concentrar tanto en pedalear como en sostenerte en un solo pie. Cuando la escritura a mano es un desafío, Biel usa apps que ayudan en la práctica de la escritura a mano, como Letterschool e iTrace.
Pero también hay adaptaciones que se pueden utilizar, como permitir que el niño use un teclado o un software de reconocimiento de voz.
¿Qué tanto se puede mejorar con la terapia ocupacional? Los mejores resultados, dice Biel, son producto de una intervención efectiva y una fuerte motivación. A los niños también les va mejor cuando tienen a su lado a alguien que los motiva, alguien que se enfoque en lo que el niño puede hacer en vez de en lo que no puede, y que los ayude a construir a partir de ahí, a usar sus fortalezas para compensar sus desafíos.
Ella da el ejemplo de un niño de 9 años con el que ha estado trabajando. “Parece que no puede aprender a montar en bicicleta, pero se ha convertido en el bailarín más maravilloso”.
No todos los niños necesitan dominar todas las habilidades. Por ejemplo, los cordones de zapatos, agrega. “Es muy difícil para muchos niños atarlos por lo que llega un punto en el que se ponen zapatos sin cordones, zapatos de velcro, cordones elásticos y ya. Tienes que hacer una evaluación: decidir qué es más importante y qué no es tan importante”.
El Dr. Cruger coincide en que el principio rector tiene que ser la practicidad. Y señala que muchos niños, con o sin TDC, se beneficiarían si nos tomáramos más tiempo para enseñarles cómo hacer cosas que tendemos a asumir que pueden hacer de forma automática. En esa categoría, él ubica no solo las actividades físicas, sino también habilidades organizativas como por ejemplo cómo acomodar las cosas en la mochila.
Además, si más personas adultas dedicaran tiempo a enseñarles a los niños las habilidades que quieren que adquieran, desde las académicas hasta las deportivas, serían menos las veces que los niños que tienen TDC experimentarías la humillación ser quienes simplemente no captan estas cosas automáticamente. Eso, a su vez, sería muy bueno para su autoestima.

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