Aunque el tiempo de pantalla puede ser una fuente de relajación y conexión, la investigación apoya la “hipótesis de Ricitos de Oro”: un uso moderado es lo mejor. Más de unas pocas horas diarias pueden interferir con actividades cruciales para el desarrollo, como el ejercicio, la interacción social y el aprendizaje. La clave es el equilibrio: permite un cierto tiempo frente a la pantalla, pero da prioridad a las experiencias fuera de ella.
Tiempo de pantallas y verano
Estrategias para hacer un plan que funcione tanto para ti como para tus hijos.
Experto clínico: Dave Anderson, PhD
in EnglishPuntos clave
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No todo el tiempo de pantallas es igual. Importa dónde y con quién las utilizas.
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Cuando estés haciendo el plan, asegúrate de que el tiempo de pantallas no interfiera con las cosas básicas que necesitan hacer los niños para mantenerse saludables.
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Céntrate en tus valores. Para definir tus objetivos, piensa en cómo te sentirás al final del verano cuando tus hijos hayan tenido las experiencias que esperabas que tuvieran.
Al dar la bienvenida a los días más relajados del verano, todo ese tiempo no estructurado crea nuevas preocupaciones para los padres. ¿Los niños querrán pasar muchas más horas jugando Minecraft o metiéndose en la madriguera de TikTok? ¿Y se convertirá nuestra casa en una zona de guerra por el tiempo de pantallas?
Para asegurarte de que eso no ocurra, es importante dar un paso atrás y evaluar tu enfoque acerca del uso que hacen tus hijos de la tecnología. Es útil que las familias piensen en algunos principios básicos a la hora de planificar una estrategia para el tiempo frente a pantallas durante el verano.
- Conoce tus riesgos. ¿Qué daños quieres evitar?
- Piensa en el bienestar. ¿Qué quieres que hagan tus hijos por su salud y bienestar durante el verano?
- Céntrate en tus valores. ¿Cómo te sentirás al final del verano cuando veas que tus hijos tuvieron las experiencias que tú querías que tuvieran?
- Haz un plan práctico. ¿Qué pasos concretos puedes dar para no tener batallas diarias sobre el tiempo frente a pantallas o sentir que estás haciendo algo mal como padre o madre?
¿Cuáles son los riesgos?
Debido a la intensa conversación nacional sobre el efecto de las pantallas en el desarrollo y la salud mental de las personas jóvenes, es fácil confundirse como padres acerca de qué hacer con las pantallas. Por suerte, la investigación nos ha dado algunas respuestas. Saber lo que dice la ciencia sobre los riesgos de las pantallas te permite adoptar un enfoque práctico, no basado en el pánico.
Tiempo que se le dedica
Al considerar la cantidad de tiempo que un niño o adolescente pasa frente a las pantallas, la investigación se refiere con frecuencia a la hipótesis de Ricitos de Oro: que una cantidad moderada de tiempo frente a pantallas puede ser mejor que una cantidad excesiva o que no pasar nada de tiempo frente a ellas. Hay pruebas definitivas de que dedicar más de un par de horas al día a las pantallas puede tener un efecto negativo en el bienestar de un niño o adolescente, no necesariamente porque lo que hagan en las pantallas sea perjudicial en esencia, sino porque ese nivel de actividad frente a las pantallas interfiere con tareas clave para el desarrollo. Entre ellas podrían estar el ejercicio físico, el tiempo cara a cara con amistades o familiares y las actividades que fomentan el aprendizaje. Una cantidad moderada de tiempo dedicado a las pantallas puede ser una fuente de relajación, entretenimiento o conexión social, pero cuando el tiempo de pantalla se vuelve excesivo, puede desplazar importantes rutinas diarias o sociales.
Exposición a la pantalla en solitario
No todo el tiempo de pantalla es igual. Importa dónde y con quién ocurre. Los niños que ven la televisión en la sala o que usan tabletas o computadoras en una zona común de la casa… son una causa menor de preocupación porque podemos controlar el sonido que sale de la pantalla y tal vez tener al menos una idea de lo que ven y hacen, con quién interactúan y a qué contenidos se exponen.
El caso de niños que usan las pantallas a solas en su habitación, es la situación que con frecuencia puede terminar en algo que más tarde podría llevar a sus padres a decir: “Ojalá pudiera volver atrás”. Es importante que los padres hablen sobre lo que consideran apropiado que hagan los niños cuando están a solas frente a una pantalla y que establezcan límites para cuando no estén presentes para supervisar.
Por lo tanto, no te deberías preocupar tanto por cosas como dejar que los niños vean una película o pasen un rato en la televisión mientras tú preparas la cena. En la medida de lo posible, queremos disminuir un poco la culpabilidad parental sobre este tipo de actividades y conservar su energía para establecer límites cuando sea más importante.
Chat de videojuegos
En generaciones anteriores, los padres se preocupaban con frecuencia por los juegos centrados en la violencia. ¿Qué tipo de actividades realizan los personajes, y si jugar a esos juegos normaliza esas actividades? Pero las investigaciones que relacionan los juegos violentos con el comportamiento agresivo de los jugadores son bastante contradictorias. Para los padres de hoy en día, las preocupaciones se suelen centrar menos en el contenido del videojuego y más en las funciones de chat y el posible contacto con personas extrañas.
Obviamente, no queremos que los niños pequeños jueguen videojuegos violentos, pero lo que más preocupa ahora es el hecho de que muchos de los videojuegos para niños tienen funciones de chat que los niños no entienden. Estos chats, tanto dentro como fuera de los videojuegos, pueden ser un hoyo negro para el cyberbullying, el contacto con desconocidos y el comportamiento depredador. Es muy importante enseñar a los niños la configuración de privacidad, cómo asegurarse de que se conectan con sus amistades y no con personas desconocidas, y cómo pedir ayuda si se encuentran en una situación de acoso o intimidación en estos espacios.
Contenido perturbador
Queremos ser conscientes de que es más probable que los adolescentes, independientemente de cuándo o cómo pasen el tiempo en las pantallas, se expongan a contenidos perturbadores u ofensivos o que fomenten actitudes o prácticas poco saludables. Con la sensibilidad de los algoritmos de las redes sociales, cuanto más tiempo pase un adolescente viendo un video o revisando ciertos tipos de contenido, recibirá más de esto. Además, la información falsa está por todas partes en Internet, y es importante que enseñemos a niños y adolescentes a ser consumidores con sentido crítico de lo que leen y ven en la era de la IA, las teorías conspirativas, los deepfakes y mucho más.
Vulnerabilidades de salud mental
Una cosa más que recalco a los padres es que si tu hijo tiene vulnerabilidades de salud mental, los factores de riesgo anteriores merecen con mayor razón una cuidadosa consideración. Niños y adolescentes con TDAH o problemas de comportamiento pueden tener mayor dificultad para evitar comportamientos impulsivos o para fijarse límites adecuados con las pantallas. Los niños que tienden a la ansiedad podrían buscar contenidos que alimenten sus preocupaciones en vez de calmarlas. Y los adolescentes vulnerables a la depresión o que se preocupan por su imagen corporal pueden descubrir que sus síntomas empeoran cuando las pantallas les quitan el tiempo que habrían dedicado a actividades que mejoran su estado de ánimo o les hacen compararse con ideales corporales poco realistas en Internet.
Por lo tanto, cualquier plan práctico que creemos para el verano implica cierto control del tiempo, cierto control del contenido, cierto control del comportamiento en Internet y cierto control de dónde y cuándo están los niños cuando usan esas pantallas. Para elaborar mejor ese plan, los padres pueden tener en cuenta algunas notas básicas sobre prácticas de bienestar y reflexionar sobre sus valores para buscar el equilibrio familiar este verano.
Fomentar el bienestar
Al crear un plan para el uso de la tecnología, queremos asegurarnos de que el tiempo de pantallas no interfiere en las cosas básicas que necesitan los niños para estar saludables.
Proteger el sueño
La era digital no facilita que nadie (ni niños ni adultos) duerma lo que necesita. Sí, está bien relajarse un poco con respecto a la hora de acostarse durante el verano. Sí, puede que los niños duerman un poco más de lo que lo harían en la época escolar. Pero queremos animar a los padres a que piensen en cómo asegurarse de que los niños duermen lo que necesitan y de que las pantallas no interfieren.
Veo a muchas familias que dejan todos los dispositivos para que se recarguen fuera de los dormitorios por la noche, y eso es algo que animo absolutamente siempre que sea posible. Hay padres que dirán: “Mi hijo usa esto para dormirse. Escuchan audiolibros o música mientras se duermen”. O “quiero que mi hijo escuche una grabación de meditación o atención plena mientras se duerme”. Creo que eso está perfectamente bien, siempre y cuando podamos poner realmente límites a lo que un niño o adolescente puede acceder pasadas ciertas horas. Y en ese caso, puede ser eficaz utilizar una app o límites de tiempo de pantalla que bloqueen todo lo que vaya más allá de lo que pueda ser útil para fomentar el sueño.
Dar prioridad a la actividad física
En todo el mundo, estamos viendo cómo disminuye la actividad física entre la juventud. Hay varias razones, y las pantallas no son el único factor determinante. Pero la buena noticia es que el verano es un buen momento para ponerse al día. Así que el otro gran hábito de bienestar en el que conviene que piensen los padres es: ¿Cómo nos aseguramos de dar prioridad al movimiento de sus cuerpos frente al uso sedentario de las pantallas?
La solución más sencilla para los niños que no vayan a campamentos o no tengan acceso a muchas experiencias recreativas estructuradas en verano es solo reservar una parte del día para jugar al aire libre, salir a jugar con sus amistades, pasear por el barrio, ir a un parque local o incluso dar un paseo por la ciudad para hacer algún que otro encargo. Pueden ser momentos sin pantalla, idealmente antes de la parte del día en la que los niños podrían dedicarse a actividades con pantalla, entendiendo que lo primero es mover el cuerpo. Incluso si los niños necesitan estar dentro de casa en un día lluvioso o porque es donde está la persona adulta que está a cargo de su cuidado, podemos utilizar cosas como videos de baile o rutinas de yoga guiadas para que los niños se dediquen a moverse antes de que se sienten frente a las pantallas.
¿Cuáles son tus valores?
Cuando hago esta pregunta, muchos padres dicen que lo que valoran durante el verano es el tiempo no estructurado: oportunidades para pasar tiempo al aire libre, hacer actividades divertidas con sus hijos que no pueden hacer durante el año escolar, o pasar más tiempo con personas del vecindario, amistades o familiares. Y cuando preguntamos a los padres qué quieren que hagan sus hijos con ese tiempo, nos dicen que quieren que exploren, que desarrollen su creatividad, que quizá se aburran un poco y que vivan experiencias únicas.
Cuando los niños entran en la adolescencia, los padres dicen con frecuencia que quieren que sus adolescentes amplíen sus intereses, inviertan más en sus pasiones, presten servicios a la comunidad, adquieran experiencia laboral o forjen su carácter a través de nuevas experiencias. Y siempre está el fantasma de la pérdida de aprendizaje acechando en la mente de los padres: ¿cómo nos aseguramos de que nuestros hijos ejerciten un poco el cerebro durante el verano del mismo modo que queremos que ejerciten los músculos?
Ningún padre puede hacer todo lo anterior, así que es importante que reflexiones sobre tus valores y que te acerques a ellos de forma gradual (por ejemplo, pequeños pasos) y con cierta autocompasión. Toma solo una o dos de las sugerencias anteriores (o tus propias opciones) y considera cómo podrías crear un espacio para que tus hijos tengan estas experiencias. Es mejor conservar tu energía e invertir en hacer que los momentos cuenten que intentar ceñirte a un ideal de perfeccionismo parental todo el tiempo.
Hacer un plan práctico
Muchas de las actividades no relacionadas con pantallas que los padres quieren que sus hijos hagan durante el verano se realizan más o menos durante lo que sería el horario escolar. Así que los momentos en los que las pantallas son con más frecuencia un problema para los padres durante el verano suelen ser las horas no estructuradas de la tarde hasta la hora de acostarse.
Si repasas la lista general que acabamos de esbozar, puede que descubras que hay bastantes menos motivos de preocupación acerca del tiempo que pasan tus hijos frente a las pantallas. Si has tomado medidas para asegurarte de que duerman lo que necesitan, mantengan su cuerpo activo y participen en actividades que consideras fundamentales para sus experiencias vacacionales, entonces te puedes sentir mejor respecto al tiempo que pasan en pantallas.
Cuando hayas decidido qué actividades apruebas, en qué parte de la casa y a qué hora del día te parece bien que se hagan, podrás reducir el nivel de amenaza y tener la seguridad de que no es el Verano de las pantallas. Esto te permitirá dar a tus hijos lo que podría ser una dosis razonable de pantallas en los momentos en que más lo necesitas para mantener la cordura, cuidar de ti y de la familia.
Preguntas frecuentes
Los niños que tienen propensión a la ansiedad, la depresión o los problemas de comportamiento se pueden ver más afectados por el tiempo frente a pantallas. El uso excesivo puede desplazar a las actividades que mejoran el estado de ánimo, como el ejercicio, la socialización y el juego creativo, y llevar a una comparación social perjudicial o a la exposición a contenidos problemáticos.
Proteger el sueño: Mantén las pantallas fuera de los dormitorios durante la noche o establece límites para el uso de las apps.
Priorizar el movimiento: Programa tiempo diario al aire libre, paseos o actividades físicas en interiores, como danza o yoga.
Fomentar la creatividad y la exploración: Fomenta los pasatiempos sin pantalla y el juego no estructurado.

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