Empieza por adelantar la hora de irse a dormir, practica la independencia (como abrir los envases de su comida o ir al baño por su cuenta) y visita la escuela con antelación para que le resulte familiar y segura.
Comenzar la educación primaria
Diez consejos para facilitar a tu hijo la transición al kínder.
Expertos clínicos: Kersten Russell, MSEd , Jane Wong, PsyD
in EnglishPuntos clave
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Empieza por adelantar la hora de irse a dormir un par de semanas antes de que empiece la escuela.
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Practica habilidades de independencia como abrir los envases de su comida, ir al baño por su cuenta y preparar su mochila para ir a la escuela.
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Envía a tu hijo a la escuela con un pequeño objeto de consuelo o una foto de la familia que le ayude a calmar los nervios del primer día y la ansiedad por la separación.
Cuando la hija de Courtney Browning, Emersyn, empezó su educación primaria, regresaba a casa agotada. “Se subía al autobús a las 8:15 y no llegaba a casa hasta las 16:30, así que a veces terminaba al final del día en una crisis”, cuenta Browning. “O se quedaba dormida en el sofá, y eso interfería con la hora de acostarse más tarde”.
Browning lleva 11 años como maestra de kínder en Ohio, pero aún así su hija tardó unas semanas en adaptarse al primer año de la educación primaria (en Estados Unidos este grado corresponde a kínder), y no se trataba solo de los días largos. El kínder se ha vuelto más académico: en 1998, el 31% de los maestros esperaba que los niños aprendieran a leer en el kínder, mientras que en 2010 el 80% tenía esta expectativa. Puede que los niños sigan pintando con los dedos y correteando por el patio, pero se espera de ellos que permanezcan en sus asientos y realicen actividades estructuradas durante la mayor parte del día: un gran cambio, incluso para los niños que fueron a preescolar, como la hija de Browning.
Estos son 10 consejos de maestros y expertos clínicos sobre cómo facilitar la transición al kínder.
Dar prioridad al sueño
“Dormir es muy importante”, dice Kersten Russell, MSEd, especialista en lectura del equipo de los Programas para escuelas y comunidades del Child Mind Institute. “Veo a muchos niños con un gran cansancio en la escuela, y la falta de sueño puede contribuir a problemas de comportamiento o crisis nerviosas”.
Los niños de 5 y 6 años deberían dormir entre 10 y 13 horas, de acuerdo con la American Academy of Pediatrics. Estudios han descubierto que los niños de 5 años que duermen habitualmente al menos 10 horas tienen una transición más exitosa hacia el kínder (en inglés), lo que significa que obtienen mejores evaluaciones de comportamiento, y les va mejor en sus relaciones y en cuanto al rendimiento académico.
Es posible que durante el verano se haya recorrido el horario de acostarse en tu casa, pero trata de empezar a ajustar el horario de irse a dormir al menos dos semanas antes de que empiece la escuela. “Cada día haz que la hora de acostarse se acerque un poco más a la hora que debería ser”, dice Jane Wong, PsyD, neuropsicóloga asociada del Centro Gund para el aprendizaje y el diagnóstico del Child Mind Institute. También conviene tener una buena higiene del sueño, dice. Eso significa nada de pantallas una hora antes de acostarse y hacer una actividad relajante, como leer libros que ayuden a tus hijos a relajarse y conciliar el sueño.
Incorporar actividades en grupo
Si los niños no han ido a preescolar o a la guardería, es útil hacer que participen en actividades estructuradas para que practiquen seguir instrucciones en un entorno grupal. De lo contrario, “no entienden que se tienen que sentar y escuchar. Aunque no quieran participar al cien por ciento en una actividad, tienen que hacer lo que hacen los demás”, dice Browning. Russell sugiere que lleves a tu hijo a la hora del cuento de la biblioteca o a clases de música, que son similares a un aula escolar y pueden facilitar mucho la transición.
Visitar la escuela con anticipación
“Lo mejor que pueden hacer los padres para preparar a los niños es darles la mayor previsibilidad posible”, dice la Dra. Wong. El primer día de escuela puede ser caótico, así que no querrás que sea la primera vez que vayan. Lleva a tu hijo a conocer las cercanías de la escuela y pasear por el barrio para aumentar su seguridad, y explícale que esa es la escuela a la que irá pronto. “También es importante el tono de voz que uses al hablar con tu hijo, para que le transmitas que es un lugar seguro, un lugar divertido”, dice.
Incluso los niños que han estado en un programa preescolar pueden experimentar nerviosismo al ir a una escuela nueva, conocer a un maestro desconocido y hacer amistades. Como preparativo, puede ser útil hablarles de lo que podría ser diferente en el kínder, dice la Dra. Wong. Es probable que haya más niños en la clase que en preescolar, por ejemplo, y niños mayores en el pasillo.
Llevar una foto de su familia para calmar la ansiedad
La ansiedad por separación suele ser un problema en las primeras semanas de escuela. Pero también puede aparecer a lo largo del año tras un fin de semana largo o unas vacaciones, incluso en niños que no tenían problemas cuando empezó la escuela.
Si los niños tienen problemas de ansiedad por separación, tener a la mano una foto de sus padres o un objeto especial les puede ayudar, dice Browning. Cuando sienten ansiedad, pueden mirar la foto o tocar el objeto que antes tocaron su papá y su mamá, y eso puede hacer que se calmen. En la escuela de Emersyn tienen un perro de terapia que también ayuda a calmar a los niños.
Algo que Browning sugiere no hacer es permitir que los niños se queden en casa para darles un descanso, o decirles que si tienen un mal día le pueden avisar a su maestro y sus padres vendrán a buscarlos. “Si les das la opción de irse a casa, lo harán inmediatamente en lugar de intentar sobreponerse”, dice Browning.
Normalizar el nerviosismo
Algunos niños no conocen a nadie de la clase y les preocupa no hacer amistades. El primer día de escuela, dice Browning, ella les dice a sus estudiantes: “Todos estamos en el mismo barco: yo tampoco conozco a nadie en este salón, así que entiendo si sienten nerviosismo”. Los padres también pueden reconocer ante sus hijos que sienten nerviosismo, para normalizar la emoción.
También puede ayudar darles un guión a los niños que puedan utilizar para conocer a alguien por primera vez. “Puedes decir: ‘Hola, me llamo Ana. Encantada de conocerte’. Los juegos de rol pueden ayudar mucho”, dice la Dra. Wong. Para los niños que tienen ansiedad social, puedes practicar la sonrisa y el saludo: “Dales tantas herramientas en su caja de herramientas como puedas, según lo que quieran hacer”.
Los ejercicios de respiración profunda también pueden ayudar a los niños a encontrar la calma cuando experimentan ansiedad. Los padres pueden encontrar en Internet videos de respiración abdominal para verlos con sus hijos y practicar en conjunto (aquí encontrarás uno con instrucciones y otro sobre cómo utilizarlo). Los videos te enseñan de forma visual cómo respirar lenta y profundamente de forma abdominal, como si inflaras un globo y luego lo desinflaras. “Sugiero seguir los videos porque permiten a tu hijo ver y escuchar las instrucciones mientras aprende y practica la respiración abdominal, y combinar distintas modalidades sensoriales es importante para el aprendizaje”, dice la Dra. Wong.
Preparar a los niños para ir al baño de forma independiente
No te sorprendas si ves algún retroceso al inicio de clases (los niños que llevan años yendo al baño por su cuenta podrían tener accidentes). Tienen que aprender a reconocer la necesidad de ir al baño sin que se lo pidan sus padres, lo que requiere práctica. Otro problema es que puede que se hayan acostumbrado a que sus padres les ayuden a ir al baño. “Incluso con mis propios hijos, no me daba cuenta de que entraba y lo hacía todo por ellos”, dice Browning. “Y entonces pensé: ‘Espera un segundo. Cuando deje de hacerlo, no van a saber lo que tienen que hacer’”.
Ella dice que es importante dividir las cosas en pequeños pasos y narrarlas sobre la marcha, como recordar que hay que usar jabón para lavarse las manos y luego tomar una toalla de papel para secárselas. “Tienes que practicar hasta que puedan hacerlo de forma independiente, sin que tú les digas”, menciona. De lo contrario, en la escuela tendrán que esperar las indicaciones verbales de una persona adulta para cada paso, algo que los maestros no pueden hacer con cada estudiante.
Crea una lista de control visual
Los niños son responsables de sus propias cosas en la escuela, así que es útil practicar algunas de las rutinas en casa antes de que empiece la escuela, dice la Dra. Wong. Cuando entren a clases, se espera que guarden sus cosas en un casillero. “Puedes hacer un juego de simulación en casa. Este es tu casillero. ¿Qué haces cuando vas a clase? Guardas tu suéter, tu mochila y quizá sacas tu botella de agua”, dice. Los niños pueden aprender a guardar la mochila utilizando una lista de verificación visual, con pequeñas fotos o iconos sencillos de una botella de agua, algo de comer y una lonchera (que puedes encontrar en imágenes de Google), por ejemplo. Estas sesiones de práctica son especialmente útiles para los niños que tienen problemas de organización o les cuesta manejar sus pertenencias, dice.
Trabajar la fuerza de las manos
En los últimos años, Browning ha observado una disminución de la motricidad fina en los nuevos estudiantes, que se traduce en problemas con la escritura a mano (ella lo atribuye a que el uso de pantallas táctiles y tabletas ha suplantado al dibujo y a otros juegos que requieren destreza). Si a tus hijos les gusta usar plastilina, dice, intenta sustituirla por masilla, que es un poco más difícil de manipular y fortalecerá los dedos. También anima a que hagan pulseras de cuentas, enhebren cuentas y recojan cosas con pinzas o una pinza de la ropa: cualquier cosa que aumente la destreza y la fuerza de las manos. También ayuda que los niños tengan al menos algo de experiencia en el uso seguro de las tijeras, aunque solo sea cortar un trozo de papel por la mitad.
Practicar abrir envases de comida
Si tu hijo tiene alimentos favoritos que quiere llevar a la escuela, asegúrate de que sabe abrirlos por su cuenta. Con frecuencia, los padres abren las bolsitas de puré de manzana antes de dárselas a su hijo, por ejemplo, pero los maestros no tienen tiempo de hacer eso con todos sus estudiantes. Con un poco de práctica, los pequeños dedos de los niños lo pueden hacer, así como abrir bolsitas con cierre y otros envases.
Las mandarinas son otro favorito de los niños, y Browning sugiere (a nombre de todos los maestros de kínder) que le quites la piel antes de meterla en la bolsa. Empieza tú a pelarla, dice, y normalmente los niños pueden continuar pelándola por su cuenta después.
Aliviar la ansiedad del comedor
Comer sin nadie que esté ahí para ayudar es una preocupación habitual de los niños. En las semanas previas a la escuela, Browning recomienda preparar una lonchera y hacer que coman en una mesa en casa. Así podrás ver qué es lo que más les cuesta, y podrán practicar hasta que adquieran la seguridad para hacerlo por su cuenta.
El ruido y el bullicio de la cafetería pueden ser difíciles para algunos niños, dice, pero la exposición ayuda. Vayan a comer a una cafetería concurrida para que se acostumbren a comer en un lugar ruidoso.
Los niños también pueden sentir nerviosismo en el comedor porque no saben qué hacer cuando necesitan ayuda. “Antes de que empezara la escuela, mi hija me preguntó: ¿Y si no encuentro a mi maestro?”, dice Browning. “Tenía la idea de que su maestro era la única persona a quien podía acudir”. Si se perdía para volver a la cafetería desde el baño, por ejemplo, podía dirigirse a cualquier persona adulta de la escuela y pedirle ayuda. Decirle eso a su hija la ayudó a aliviar parte de su ansiedad.
Además, con suerte, también aliviará parte de tu propia ansiedad. Tendrás que responder a las cosas según vayan surgiendo, pero el solo hecho de ser consciente de cuáles podrían ser los problemas puede hacer que la transición al kínder sea un poco más suave.
Preguntas frecuentes
Normaliza la ansiedad diciéndole que incluso las personas adultas se sienten así a veces, y practica estrategias tranquilizadoras como la respiración profunda o los juegos de rol para hacer nuevas amistades.
Los maestros se esfuerzan por crear un entorno cálido y estructurado en el que los niños sientan seguridad y apoyo: saben que la mayoría de los niños se están adaptando y tienen la disposición de ayudar.
Referencias bibliográficas
El Child Mind Institute se compromete a brindar información vigente, fiable y práctica sobre la salud mental y el bienestar de los niños. Publicamos artículos y guías basados en una amplia investigación, así como entrevistas con expertos especializados en esa área, incluidos psiquiatras de niños y adolescentes, psicólogos clínicos, neuropsicólogos clínicos, pediatras, psicólogos escolares y especialistas en el aprendizaje. Lee nuestra misión editorial si deseas conocer más sobre nuestro trabajo.
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Bassok, Daphna, Scott Latham, and Anna Rorem. “Is Kindergarten the New First Grade?” AERA Open 2, no. 1 (2016).
https://doi.org/10.1177/2332858415616358%20 -
Teti, Douglas M., Corey J. Whitesell, Jacqueline A. Mogle, Brian Crosby, Orfeu M. Buxton, Karen L. Bierman, and David M. Almeida. “Sleep Duration and Kindergarten Adjustment.” Pediatrics 150, no. 2 (2022): e2021054362.
https://doi.org/10.1542/peds.2021-054362

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