Se ha demostrado que las redes sociales están relacionadas con la ansiedad y la depresión. Esta correlación podría deberse a que los adolescentes se conectan más en línea que en persona, lo que les genera una sensación de aislamiento social. Los adolescentes también ven imágenes en Internet que han sido cuidadosamente editadas, las cuales pueden causar ansiedad, baja autoestima y problemas de imagen corporal.
¿Podrían causar depresión las redes sociales?
Cómo el uso excesivo de Instagram y Facebook puede estar afectando negativamente a adolescentes y jóvenes.
Expertos clínicos: Jerry Bubrick, PhD , Alexandra Hamlet, PsyD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Qué sabemos acerca de la conexión entre redes sociales y depresión?
- ¿Cómo las redes sociales pueden afectar negativamente a adolescentes y jóvenes?
- ¿Cómo pueden padres y cuidadores ayudar a crear hábitos saludables en relación con las redes sociales?
Lectura rápida
Los estudios muestran que la depresión entre adolescentes y jóvenes se ha vuelto más común en la última década. El uso de redes sociales también ha aumentado durante este mismo tiempo. Es difícil afirmar con seguridad que las redes sociales causan depresión. Sin embargo, hay varias maneras en las que su uso podría ser perjudicial.
Hay especialistas que consideran que la conexión en línea produce menos satisfacción emocional que la conexión en persona. Las investigaciones muestran que quienes pasan más tiempo en las redes sociales también experimentan una mayor sensación de aislamiento. Podría ser que quienes ya tienen esta sensación de aislamiento utilicen más las redes sociales. Pero también podría ser que el uso de las redes sociales sea realmente la que produce la sensación de aislamiento.
Otra teoría es que las redes sociales son malas para la autoestima de adolescentes y jóvenes. Ver muchas fotos perfectas en Internet puede hacer que se perciban de forma negativa (esto es algo que afecta de forma especial a las adolescentes y jóvenes). Sentirte mal contigo puede conducir a depresión.
Las redes sociales también pueden reducir el tiempo de los niños para realizar actividades que les brindan satisfacción, como ejercicio y hobbies. Además, podría distraerlos de tareas importantes como sus deberes escolares. Tener que hacer malabarismos con esas responsabilidades puede aumentar su estrés. Las investigaciones también sugieren que el uso de las redes sociales por la noche interfiere con el sueño placentero de muchos adolescentes.
Es importante que los padres hablen con sus hijos sobre el uso de las redes sociales y les ayuden a desarrollar hábitos saludables. Puedes animar a tus hijos a desactivar las notificaciones, dedicar más tiempo a las actividades fuera de línea que les hagan sentir bien y guardar los teléfonos antes de acostarse. También puedes dar un buen ejemplo modelando el equilibrio en tu propio consumo de redes sociales.
Por último, asegúrate de prestar atención a las señales de depresión y busca ayuda profesional si algo te preocupa. Es especialmente importante poner atención a los niños que por alguna razón se encuentran bajo mucho estrés.
¿Las redes sociales están haciendo infelices a nuestros hijos? Cada vez hay más evidencia del vínculo que existe entre redes sociales y depresión. En varios estudios recientes, usuarios adolescentes y jóvenes (en inglés) que pasan mucho tiempo en Instagram, Facebook y otras plataformas mostraron una tasa de depresión sustancialmente más alta (del 13 al 66 por ciento) que quienes pasan menos tiempo en ellas.
¿Significa esto que Instagram y Facebook están causando depresión? Estos estudios muestran una correlación, no una causalidad. Pero vale la pena observar seriamente cómo las redes sociales podrían estar afectando negativamente a adolescentes y jóvenes.
Una razón por la cual la correlación parece más que una coincidencia es que el aumento en la depresión se produjo de manera paralela al aumento en el uso de smartphones o teléfonos inteligentes.
Un estudio de 2017 (en inglés) realizado con más de medio millón de estudiantes de octavo a doceavo grado encontró que el porcentaje de estudiantes que exhibía altos niveles de síntomas depresivos aumentó en un 33 por ciento entre 2010 y 2015. En el mismo período, la tasa de suicidio entre niñas de ese grupo de edad aumentó en un 65 por ciento.
Los smartphones se introdujeron en 2007, y para 2015, el 92 por ciento de adolescentes y jóvenes poseía uno de ellos. El aumento de los síntomas depresivos se correlaciona con la adopción de smartphones durante ese período, incluso cuando se compara año con año, observa el autor principal del estudio, el psicólogo Jean Twenge de la San Diego State University.
Durante el mismo periodo, hubo un aumento significativo en el número de estudiantes que buscaban ayuda en los centros de orientación de colegios y universidades, principalmente para depresión y ansiedad. Las visitas aumentaron un 30 por ciento entre 2010 y 2015 (en inglés), y han continuado en aumento desde la pandemia.
Redes sociales y depresión
Una de las mayores diferencias en la vida de adolescentes y jóvenes de esta época, en comparación con las generaciones anteriores, es que tienen mucho menos tiempo de conexión en persona con sus pares y más tiempo de conexión electrónica, en especial a través de las redes sociales.
Hay especialistas que consideran el aumento en la depresión como prueba de que las conexiones que se tienen en las redes sociales son menos satisfactorias desde el punto de vista emocional, lo que genera una sensación de aislamiento social entre sus usuarios.
“Cuanto menor sea tu conexión con otros seres humanos a un nivel profundo y de empatía, menores beneficios obtendrás de una interacción social”, señala Alexandra Hamlet, PsyD, psicóloga clínica. “Cuanto más superficial sea, es menos probable que te haga sentir una conexión con tu entorno, lo cual es algo que necesitamos todas las personas”.
En realidad, una excepción a esta correlación entre redes sociales y depresión son las niñas, quienes al mismo tiempo que son usuarias activas de las redes sociales, también mantienen un alto nivel de interacción social cara a cara. El estudio de Twenge demostró que aquellas niñas que interactúan activamente tanto en las redes sociales como en persona no presentan este aumento en síntomas depresivos que se observa en quienes tienen una menor interacción presencial.
Y también está el caso de adolescentes que no se pueden conectar fuera de línea con sus amistades, ya sea porque están lejos geográficamente o porque sienten que no encajan en sus escuelas y comunidades locales. En estos casos, la conexión electrónica puede salvar vidas.
Redes sociales y percepción de aislamiento
Otro estudio (en inglés) realizado con una muestra nacional de jóvenes adultos (de 19 a 32 años) mostró una correlación entre el tiempo dedicado a las redes sociales y la percepción de aislamiento social (PSI). Los autores señalaron que no se puede determinar la direccionalidad. Es decir, “¿las personas que se sienten socialmente aisladas pasan más tiempo en las redes sociales o quienes las usan de forma más activa desarrollan la percepción de aislamiento social?”.
Si es lo último, señalaron: “¿Será porque la persona está dedicando menos tiempo a experiencias sociales más auténticas que podrían disminuir esta percepción de aislamiento social? ¿O es la naturaleza de revisar publicaciones sociales que han sido cuidadosamente seleccionadas lo que les genera esta sensación de exclusión?”.
Esto nos lleva a lo que ahora llamamos “FOMO” o miedo a perderse algo importante.
Jerry Bubrick, PhD, psicólogo clínico, observa que “FOMO es en realidad el miedo a no sentir una conexión con nuestro mundo social, y esa necesidad de sentir una conexión a veces supera lo que está sucediendo en la situación real en la que nos encontramos. Cuanto más usamos las redes sociales, menos pensamos en estar presentes en el momento”.
En vez de eso, nos podríamos estar centrando en la preocupación de por qué no nos invitaron a una fiesta que estamos viendo en Instagram, o asegurándonos de no perdernos ni una sola publicación de una de nuestras amistades. Pero si siempre estamos tratando de ponernos al día con las infinitas actualizaciones en línea, estamos priorizando las interacciones sociales que no son tan gratificantes emocionalmente y que en realidad pueden incrementar nuestra sensación de aislamiento.
Redes sociales y autoestima
Otra teoría sobre el aumento de la depresión es la pérdida de autoestima, en especial en el caso de las adolescentes, cuando se comparan negativamente con las imágenes estratégicamente editadas de niñas que parecen ser más bonitas, más delgadas, más populares y más ricas.
“Muchas niñas son bombardeadas por sus amigas que publican las imágenes más perfectas de sí mismas, o están siguiendo a celebridades e influencers que hacen muchos retoques con Photoshop a sus fotos y tienen equipos de maquillaje y peinado. Si ese es tu modelo de lo que es normal, puede resultar muy difícil para tu autoconfianza”, explica la Dra. Hamlet.
De hecho, Instagram, basada principalmente en imágenes, aparece en las encuestas como la plataforma que genera más reportes de ansiedad, depresión y preocupaciones sobre la imagen corporal entre las personas jóvenes.
La creación de una imagen perfecta puede hacer que las demás personas se sientan inadecuadas, y además es dañino incluso para quienes parecen tener éxito en ello, señala el Dr. Bubrick. “Adolescentes y jóvenes pasan mucho tiempo en las redes sociales tratando de publicar lo que creen que el mundo pensará que es una vida perfecta. ¡Mira lo feliz que estoy! ¡Mira qué linda soy! Les preocupa que sin eso sus amistades no les acepten. Tienen miedo de que les rechacen”. Y si reciben comentarios positivos en sus cuentas de redes sociales, podrían preocuparse de que lo que les guste a sus amistades no sea lo que son “en la vida real”.
Actividad menos saludable
Otra posible fuente de depresión puede ser lo que dejas de hacer mientras estás en las redes sociales, incluida la actividad física y cosas que generan una sensación de logro, como aprender nuevas habilidades y desarrollar talentos.
“Si pasas mucho tiempo en tu teléfono, tienes menos tiempo para actividades que pueden generar confianza, sentido de logro y conexión”, explica la Dra. Hamlet.
Los niños que pasan mucho tiempo en dispositivos no reciben mucho a cambio que les haga sentirse bien consigo, agrega. “Sí, obtienes una pequeña explosión de dopamina cada vez que recibes una notificación, o un “me gusta” en una foto, o una solicitud de un nuevo seguidor. Pero esas cosas son adictivas sin ser satisfactorias”.
Concentración interrumpida
Otra cosa afectada por las redes sociales es el proceso de hacer la tarea y otros deberes que requieren concentración. Es común que los adolescentes se contacten con sus amistades en las redes sociales mientras están estudiando. Se enorgullecen de poder realizar múltiples tareas, pero la evidencia muestra que reduce el aprendizaje y el rendimiento.
“Básicamente, el multitasking no es posible”, señala la Dra. Hamlet. “Lo que terminas haciendo en realidad es alternar entre dos tareas con bastante rapidez. Hay un costo para el cerebro”. Y con una concentración más baja y una interrupción constante, hacer la tarea lleva mucho más tiempo de lo que debería, lo que reduce el tiempo libre y aumenta el estrés.
Privación del sueño y depresión
Algunas de las formas en que el uso de las redes sociales afecta el estado de ánimo pueden ser indirectas. Por ejemplo, uno de los contribuyentes más comunes de la depresión en adolescentes es la privación del sueño, que puede ser causada o exacerbada por las redes sociales.
Las investigaciones muestran (en inglés) que el 60 por ciento de adolescentes y jóvenes revisan sus teléfonos en la última hora antes de dormir, y que en promedio duermen una hora menos que sus pares que no usan sus teléfonos antes de irse a dormir. La luz azul de las pantallas electrónicas interfiere con el proceso de conciliar el sueño. Además de eso, revisar las redes sociales no es necesariamente una actividad relajante o inductora del sueño. Revisar las redes sociales, observa la Dra. Hamlet, puede terminar causando estrés.
“Las redes sociales pueden tener un profundo efecto en el sueño”, agrega el Dr. Bubrick. “Tienes la intención de revisar Facebook o Instagram durante 5 minutos, y cuando te das cuenta ya pasaron 50 minutos. Tienes una hora de retraso en el sueño y más cansancio al día siguiente. Te resulta más difícil concentrarte. Te desorientas y todo va en aumento desde allí”.
Cómo minimizar los efectos negativos del uso de las redes sociales
A pesar de que no tenemos evidencia concluyente de que el uso de las redes sociales en realidad cause depresión, sí tenemos muchas señales de advertencia de que puede estar afectando de forma negativa a nuestros hijos. Por lo tanto, es inteligente que los padres se comuniquen regularmente con los niños sobre su uso de las redes sociales, para asegurarse de que sea positivo y saludable y, en caso de que no lo sea, ayudarles a cambiarlo.
Además, presta atención a los síntomas de depresión. Si notas señales de que tu hijo pudiera tener depresión, tómalas en serio. Pregúntale cómo está y no dudes en programar una cita con un proveedor de salud mental.
Pasos que puedes seguir para asegurar un uso saludable de las redes sociales:
- Busca el equilibrio: Asegúrate de que tus hijos también participen de la interacción social fuera de línea y tengan tiempo para actividades que contribuyan a desarrollar su identidad y confianza en sí mismos.
- Desactivar notificaciones: Los desarrolladores de apps están implementando estrategias cada vez más agresivas para atraer a las personas a través de sus notificaciones a que dejen de hacer lo que están haciendo e interactuar constantemente con sus teléfonos. No lo permitas.
- Ten cuidado con las niñas que tienen mayor riesgo de depresión: Monitorea a las niñas que están pasando por un momento particularmente difícil o se encuentran bajo un estrés inusual. Los efectos negativos de las redes sociales pueden tener más impacto cuando la confianza está baja.
- Enseña el uso consciente de las redes sociales: Anima a adolescentes y jóvenes a analizar con honestidad cómo les hace sentir el tiempo que pasan en las redes sociales, y alejarse de las interacciones que aumentan su estrés o infelicidad.
- Modela moderación y equilibrio en tu propio consumo de redes sociales: Da el ejemplo al desconectarte de las redes sociales para pasar tiempo de calidad en familia, incluyendo cenas sin teléfono y otras actividades. Puede que tus hijos se resistan, pero sentirán los beneficios.
- Tiempo sin teléfono antes de dormir: Aplica una política de no teléfonos en la habitación después de un horario específico y de la noche a la mañana. Usen un despertador antiguo para despertarse.
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